Se trata del dueño de un campo lindante con la reserva natural ubicada en la costa chubutense. Se le atribuye haber colocado un alambrado eléctrico y utilizar una retroexcavadora para abrir un camino paralelo a la costa sin autorización, ocasionando la muerte de números pingüinos, sus huevos y crías.
Así lo dispuso un juzgado porteño, que tuvo en cuenta su calidad de seres sintientes y el derecho a la tutela judicial efectiva que también gozan los animales. Su custodia estará a cargo de una ONG que, si las condiciones físicas lo permiten, los reubicará en adopción responsable o los reinsertará en su hábitat natural.